Por Gustavo Kahl, CEO de Marfrig Argentina
Sin sustentabilidad, no hay negocio porque, en definitiva, atenta contra el principal recurso donde suceden nuestras operaciones: el planeta. Por eso resulta urgente implementar nuevas prácticas y modificar los procesos productivos con el objetivo de cuidar la naturaleza y dejar de contribuir con el cambio climático. Tener esta visión de futuro es la base que nos permitirá asumir el compromiso de proteger la salud del medio ambiente y de la sociedad.
A partir de una mirada integral, como pioneros de la industria cárnica y de las proteínas, nos planteamos una serie de pilares sustentables en los que basamos nuestras acciones. En primer lugar, el control de origen, que permite gestionar la materia prima en base a criterios de conservación de biomas y biodiversidad, además de garantizar el bienestar animal, con prácticas que se ajustan a las recomendaciones del World Animal Protection y a múltiples regulaciones de alcance nacional e internacional.
También nos enfocamos en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y en el buen uso de recursos naturales, mediante un consumo consciente del agua y la energía, así como la generación de electricidad a partir de fuentes limpias y renovables. Es muy importante además no descuidar la gestión, tratamiento y disposición de efluentes, residuos y subproductos.
Sostener esta línea de trabajo se complementa con la responsabilidad social, para que todos los actores del proceso estén alineados con estos valores. Se ve reflejada en el respeto por los derechos humanos, además del apoyo a desarrollar nuevos medios de producción, tecnologías e iniciativas para la inclusión y el impacto positivo en cada lugar donde llevamos a cabo nuestras actividades.
Somos conscientes de que estamos dando los primeros pasos en un camino que es muy largo. Pero lo hacemos con la convicción de que estas políticas nos van a permitir contribuir con una serie de beneficios invalorables, como el hambre cero, la salud y bienestar de las comunidades a través de la promoción del trabajo decente y el crecimiento económico, el cuidado de los bosques y el fomento de la producción y el consumo responsables.
En este sentido, los nuevos consumidores se preocupan cada vez más por conocer el origen de los productos que consumen, para tener una dieta variada y consciente. Lo escuchamos, y por eso nuestros procesos productivos siguen protocolos científicos y metodológicos que favorecen el desarrollo de productos de alta calidad y con el cien por ciento de las emisiones neutralizadas.
Debemos asumir el desafío de actuar como agentes transformadores, con procesos que promuevan la sostenibilidad desde el inicio de la producción hasta llegar al consumidor final, buscando la participación de toda la cadena y la transparencia en el manejo de la información. Mitigar el impacto social y ambiental y ampliar las acciones con efectos positivos sin dudas contribuye al desarrollo socioeconómico y al mantenimiento y la recuperación de la biodiversidad del planeta. Este es nuestro sueño verde.