Gracias a los avances registrados a lo largo de esta etapa, Jorge Lapeña piensa que la Argentina puede ilusionarse con un masivo ingreso de energía renovable a costos competitivos. Según el ex secretario de Energía, hoy se observa un saludable cambio de paradigma.
El titular del Instituto Argentino de la Energía (IAE) “General Mosconi”, Jorge Lapeña, ofició de presentador de Energías Renovables No Convencionales: Argentina frente al desafío de un futuro sostenible, libro del que escribió el prólogo. “Es muy importante cerrar el año con una sala llena, lo que habla de un gran interés por la temática que aborda esta obra y por sus autores, Luis Rotaeche y Gerardo Rabinovich, entre otros. Esta presentación es oportuna, ya que empalma con una buena decisión del Gobierno nacional, impulsada a través del Ministerio de Energía y Minería, sobre la base de una ley dictada por las autoridades anteriores. En función de esta norma se hicieron pliegos, consultas, licitaciones para fomentar las energías renovables en distintos puntos del país, y todo indica que podemos ilusionarnos con sus resultados”, destacó.
De acuerdo con La-peña, es significativo que una nación con tantos recursos eólicos y solares –que no lograba poner en producción– se encuentre en estos momentos, a un año de la asunción del nuevo Gobierno, en una posición de incipiente despegue en el segmento. “Pareciera que la Argentina pondrá finalmente en valor sus recursos naturales a precios razonables. El año pasado eso lucía posible, pero a valores muy altos. Esto ha cambiado, y la expectativa de tener un masivo ingreso de energía renovable a costos competitivos es hoy muy favorable”, remarcó.
El nuevo escenario, apuntó, se inscribe dentro de una estrategia de largo plazo que resulta imprescindible para obtener réditos estratégicos que aún no se tienen, pero que están al alcance. “La gestión de Mauricio Macri ha decidido reinstalar la planificación estratégica después de 25 años, período durante el cual este concepto fue considerado una mala palabra. Actualmente se observa un cambio de paradigma planificador”, celebró.
A su entender, la planificación energética –cuando existió– era concebida para un sistema cerrado. “Sólo se trataba de resolver una ecuación de mínimo costo a fin de optimizar el uso de nuestros recursos energéticos. El plan que se delineaba era distinto del que implementaban otros mercados, porque no hay dos países iguales”, explicó.
A partir de la firma del Acuerdo de París, ratificado en la COP de Marruecos, indicó, se impuso la exigencia global de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “De no restringir esas emisiones, el planeta seguirá girando, pero lo que se complicará enormemente será la vida planetaria”, advirtió.
Así, afirmó, se estableció el origen de la contaminación y se fijaron objetivos de reducción. “En ese marco, la Argentina deberá emitir unos 102 millones de toneladas (Tn) menos de anhídrido carbónico. Ese volumen representa aproximadamente entre 35 y 40 millones menos de Tn equivalentes de petróleo. Como ya no consumimos carbón, lo que tenemos que disminuir es el uso del crudo y/o del gas”, sentenció.
Lapeña:
“Es significativo que una nación con tantos recursos eólicos y solares –que no lograba poner en producción– se encuentre en estos momentos, a un año de la asunción del nuevo Gobierno, en una posición de incipiente despegue en el segmento”
El gran dilema
Más allá de que limitar la participación de los hidrocarburos en la matriz energética nacional no será una tarea fácil, Lapeña cree que el gran dilema es quién ocupará ese lugar. “Deberían hacerlo la generación nuclear, la hidroelectricidad, los biocombustibles certificados y las energías renovables no convencionales. Pero aún no tenemos claro cómo será la ecuación de sustitución”, reconoció.
El país afronta, en definitiva, desafíos inmensos. “Estoy seguro de que saldremos airosos si seguimos avanzando como este año. El libro de Rotaeche y Rabinovich es una contribución importante en ese sentido”, comentó.
En su opinión, que se trate de una obra colectiva multiplica su fuerza y permite un análisis multifacético. “Felicito a los autores, y estoy muy contento de haber prologado el libro y de que su presentación se celebre en el Instituto”, resaltó.
La idea, añadió, es ayudar a las autoridades a seguir transitando la senda correcta para lograr los objetivos energéticos propuestos la temporada que viene. “Me da la sensación de que –amén de los avances– aún no se entiende del todo bien el concepto de planificación estratégica, de que todavía hay una gran vocación por preguntarle al mercado qué quiere ofrecer y en función de ello dimensionar la infraestructura necesaria. Ese problema no está resuelto, pero Energías Renovables No Convencionales: Argentina frente al desafío de un futuro sostenible ofrece algunas respuestas al respecto”, completó.
Lapeña:
“Hay que ayudar a las autoridades a seguir transitando la senda correcta. Me da la sensación de que todavía hay una gran vocación por preguntarle al mercado qué quiere ofrecer y en función de ello dimensionar la infraestructura necesaria”
Dilatada trayectoria
Lapeña ocupó la Subsecretaría de Planificación Energética de la Secretaría de Energía de la Nación entre 1983 y 1986. Desde ese año hasta 1988 fue secretario de Energía por el presidente Raúl Alfonsín.
En ese mismo lapso se desempeñó como vicepresidente del Consejo Nacional de Desarrollo de la República Argentina. Asimismo, entre 1987 y 1988 ejerció la Presidencia del Directorio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Fue asesor energético de Alfonsín hasta el final de su mandato.
Entre 2000 y 2001 ocupó la Dirección y posteriormente la Presidencia de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
En el orden internacional, representó a la Argentina en diversas negociaciones bilaterales y multilaterales. Participó de la Conferencia Mundial de la Energía de 1986, en Cannes (Francia). También presidió la Reunión de Ministros de la Organiza-ción Latinoamericana de Energía (OLADE) de 1987, en La Habana (Cuba).
Como consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la OLADE y de la Comisión de Comunidades Europeas (CCE), formó parte de diversos proyectos de reestructuración de marcos regulatorios; inserción del capital privado en la industria energética y saneamiento económico-financiero de empresas públicas. Adicionalmente, brindó tareas de asesoramiento para los Gobiernos de Paraguay, Uruguay, Nicaragua y Bolivia. ©
Fuente: Revista pertoquimica