La obra del arquitecto Germán Spahr, actualmente en construcción, recibió el Premio de Arquitectura y Hábitat Sustentable 2016 por la Universidad Nacional de la Plata y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires, entre otras entidades.
El cliente, un estudioso de la arquitectura de Michael Reynolds, fue el disparador del proyecto. Desde el primer momento se decidió por una vivienda que tuviera alguna o varias de las propiedades de una casa bioclimática.
El lote se ubica en un valle entre los cerros Otto y Ventana, con vistas hacia el lago Gutiérrez y el cerro Catedral. Las vistas son maravillosas, no hay problemas de asoleamiento y la vegetación presente es autóctona. Tomando este punto de partida se pudo avanzar velozmente en un diseño que proponía un volumen compacto y alargado, orientado hacia el Norte y con una fachada inclinada respondiendo a la inclinación de los rayos del sol en invierno.
Meses de estudio permitieron ir incorporando en el diseño varios sistemas de instalaciones que pudieran funcionar de manera independiente a los servicios normalmente presentes en zona urbana, pero que en este caso eran inexistentes por tratarse de un loteo muy nuevo.
La vivienda prescinde de agua y electricidad de red, fomentando a producir in situ la energía necesaria, cosechando agua de lluvia y separando las aguas negras de las aguas grises, reciclando estas últimas a través de una serie de tratamientos anaeróbicos.
Esta no es una casa normal. Tiene huertas puertas adentro, uno de los aspectos más visibles y llamativos. Permite al usuario poder cultivar y cosechar durante todo el año sus propios alimentos, además de incorporar una nota verde a los interiores. Otro concepto clave es el de la masa térmica. Sus muros están súper aislados por afuera, en planta baja hay un muro térmico de más de un metro de espesor hecho de llantas recicladas rellenas de tierra, que retiene calor durante el día y lo devuelve durante la noche.
Más información > http://german-spahr.com/
Fuente: ARQA