Se trata de biodigestores que purifican el agua a través de la manipulación de bacterias. El novedoso proyecto ya cuenta con una buena aceptación dentro del mercado y significa un alivio para poblaciones que deben recurrir al primitivo pozo ciego.
Mariano Villavicencio, diseña biodigestores para el saneamiento del agua en barrios que no tienen acceso a la red cloacal.
Según el empresario es una herramienta poco conocida aún pero con una buena aceptación dentro del mercado. Con sólo 7 meses dentro de la dinámica comercial, trabajando en la provincia de San Luís, han colocado cerca de 30 equipos en diferentes barrios.
“Esta línea fue desarrollada para mejorar el nivel de tratamiento afluentes biológicos cloacales domiciliarios”, cuenta el experto.
“Es de amplio margen de aplicación, ya que la misma puede adaptarse a un número ilimitado de necesidades respetando los volúmenes máximos de uso, dando como valor agregado ventajas y beneficios tanto para el instalador como para el uso final”, agrega.
Villavicencio explica que con este tipo de procesos se puede eliminar el mecanismo de pozos ciegos, lo que termina en muchos casos afectando napas de agua potable.
La fábrica comercializa biodigestores de 850 lts y de 3.000 lts, y tanques de agua de 1.000 lts y 3.000 lts.
Modo de acción del biodigestor
Su funcionamiento sencillo y eficiente consta con los siguientes pasos:
El líquido a tratar ingresa por la tubería de entrada depositando los sólidos al fondo del módulo biodigestor, mientras que el líquido sigue en curso por el tubo central pasando por los decanter de sólidos, los cuales maximizan la separación de sólidos y líquidos.
Mientras tanto reproducen en el interior del biodigestor la digestión anaeróbicos de la manera orgánica (se denomina anaeróbica por la ausencia de oxigeno).
Al terminar dicho recorrido se completa el tratamiento de afluente sanitario que saldrá por la tubería de salida como agua clasificada con destino a un pozo absorbente, lecho nitrificante o humedal, o, en mejor de los casos, a un sistema cloacal.
De acuerdo a la intensidad del uso del módulo biodigestor, reproducirá en su interior un lodo espeso y estabilizado que se depositará en el fondo y deberá ser retirado aproximadamente 1 vez cada 12 meses, luego de haberse instalado el biodigestor, lo que dará una estimación real del periodo de extracción siguiente.
Fuente: Energía Estratégica